El incienso ha ido ganando notoriedad con el paso del tiempo. Hace tan solo un par de décadas, encontrar estas varillas o conos perfumados en el mercado, era algo que solo podía hacerse en tiendas especializadas. Sin embargo, en lo que llevamos de siglo, el incienso ha cobrado tal protagonismo que, se ha convertido en algo esencial en muchos hogares y espacios. Ahora existen infinidad de lugares en los que se puede comprar incienso en sus diferentes formatos. Desde herbolarios, donde se compraba antiguamente, hasta bazares, el incienso, se ha convertido en un artículo indispensable que, todo el mundo, compra aunque sea de forma puntual.
La finalidad de este elemento, suele ser perfumar un espacio, aunque es muy utilizado como medio de espiritualidad, en meditaciones, rituales o, simplemente, para relajar la mente. Del mismo modo que las velas de olor, los ambientadores o mikados, se han hecho un huevo en los hogares para mantener el ambiente fresco y agradable, el incienso se ha integrado en nuestro día a día. Es tan fácil acceder a estas barritas de quemar que no reparamos en su fabricación, ni siquiera nos planteamos si es posible hacerlo por nuestros por nosotros mismos y convertirnos en fabricantes de incienso caseros.
Al entrar en el Palacio de Incienso, donde puedes encontrar todo tipo de inciensos entre otros muchos artículos relacionados, he sentido la necesidad de saber cómo se elabora el incienso. Por lo que he buscado la fórmula para elaborar incienso casero, no solo como una mera actividad creativa y de distracción, también con la finalidad de poder llenar mi espacio con aromas personalizados, además de compartir la información con vosotros. La aromaterapia, para lo que el incienso resulta de gran utilidad, se utiliza para propiciar el bienestar físico y emocional. Hacer el incienso en casa, ejerce esa doble función, tanto a la hora de prepararlo, como a la hora de utilizarlo.
Incienso casero: beneficioso y práctico
Elaborar el incienso en casa, es como elaborar un pastel, con la salvedad de que no se come. Pero si permite controlar los ingredientes, mejor naturales y libres de aditivos nocivos. Implica unos costes reducidos, puesto que a largo plazo, resulta más económico. Además, permite una personalización máxima, ajustando las fragancias a razón de las preferencias personales y las necesidades terapéuticas.
Dentro de las aplicaciones más habituales del incienso, son más que conocidas las relativas a la espiritualidad en el hogar. El incienso se utiliza de forma habitual en prácticas espirituales y meditaciones, con la finalidad de crear un ambiente tranquilo, sereno y sagrado.
También es de sobra conocida su aplicación en aromaterapia. Dependiendo del tipo de ingredientes utilizados, es posible crear mezclas que ayuden a relajarse, aliviar el estrés o mejorar el sueño.
Por supuesto, no podemos obviar la practicidad que ofrece a la hora de eliminar y controlar olores. Por lo que conocer la manera de fabricar incienso en casa, permite disfrutar de estas aplicaciones al mismo tiempo que, se ambienta el entorno con aromas únicos que aportan un toque terapéutico.
El incienso no es algo nuevo, ni de actualidad. Al contrario, se trata de un elemento utilizado desde hace siglos, debido a su capacidad para perfumar ambientes y sus propiedades terapéuticas. Por lo que no está de más, si eres de las personas que no pueden vivir sin quemar incienso en su casa, saber cómo se fabrica o elabora el incienso casero.
Las razones por las cuales hay que considerar esta posibilidad, son varias. Por ejemplo, el control de los ingredientes como ya hemos comentado. La personalización, permitiendo innovar, crear y experimentar mezclas con hierbas y resinas que den como resultado, aromas únicos. La economía y la sostenibilidad que implica, es otra de las razones que conviene tener presentes.
En resumen, la elaboración casera de incienso, no solo implica una serie de beneficios a nivel práctico, proporciona una actividad de lo más creativa y gratificante.
Llegado el momento de haberse decido por la elaboración casera de incienso, conviene conocer los ingredientes necesarios para su fabricación. Elaborar tu propio incienso, resultará una experiencia de lo más gratificante, precisamente porque puedes elegir los ingredientes que más accesibles resulten y más te agraden. Vamos con la lista de ingredientes que no pueden faltar:
- Resinas, como el copal, el benjuí y la mirra. Esenciales para aportar cohesión y aroma.
- Hierbas secas, como la lavanda, el romero, la salvia, los pétalos de rosa… muy utilizados debido a sus propiedades aromáticas y terapéuticas.
- Aceites esenciales para agregar un toque extra de fragancia, potenciando los beneficios aroma terapéuticos. Los más populares son lavanda, sándalo y eucalipto.
- Polvo de madera, de sándalo o de cedro molido, como base para mezclar ingredientes.
- Agua destilada para crear la pasta con los ingredientes secos.
- Agente aglutinante, como la goma arábiga o goma guar para mantener la cohesión de la mezcla.
Estos materiales, para nada difíciles de obtener, permiten crear el incienso a gusto de cada uno. Además podemos buscar y explorar otras opciones y variar los ingredientes en función de nuestros gustos o ganas de experimentar. De hecho, el verdadero atractivo de hacer ciertas cosas por una misma, radica en la posibilidad de la personalización o variación, a razón de los gustos y preferencias o del momento en particular. Algunas opciones adicionales pueden ser:
- Polvos minerales como el polvo de mica o talco, para proporcionar textura.
- Especias como la canela o el clavo, introducen notas cálidas y especiadas.
- Flores secas que, además de aportar aroma, proporcionan un toque visual interesante si se utilizan en mezclas sueltas.
Con todos estos ingredientes, solo queda experimentar las diferentes combinaciones que te llevarán a descubrir la mezcla perfecta. Los ingredientes para fabricar incienso casero, pueden ser tan variados como uno quiera, abriendo un mundo de posibilidades aromáticas.
El incienso paso a paso
Ahora que ya disponemos de los ingredientes básicos, toca hacerse con los materiales necesarios para ponerse manos a la obra. Para empezar, es imprescindible mezclar y moler todos los ingredientes, por lo que vamos a ver todo lo que necesitamos para proceder:
- Mortero y maja o molinillo de especias.
- Tazón grande para mezclar.
- Tamiz o colador fino para separar las partículas grandes.
Los ingredientes básicos son los citados previamente pero vamos a recordar:
- Resinas naturales.
- Hierbas secas.
- Polvos aromáticos.
- Aceites esenciales opcionales.
Con todo esto en nuestra mesa de trabajo, llega el momento de proceder y, lo haremos de la siguiente manera:
- Seleccionar las resinas y hierbas adecuadas. Elegir aquellas que posean propiedades aromáticas fuertes y combinarlas con aquellas que complementen su aroma. Por ejemplo mirra y salvia.
- Moler las resinas con ayuda del mortero y la maja, hasta obtener un polvo fino. Si se utiliza un molinillo de especias, hay que hacerlo en pequeñas cantidades para no calentar demasiado los componentes.
- Añadir las hierbas secas una vez las resinas estén completamente molidas, seguir moliendo hasta que todo esté bien mezclado.
- Tamizar la mezcla obtenida, con el tamiz o el colador fino, para eliminar cualquier partícula grande que haya podido quedar en la mezcla. Esto permite asegurar una textura homogénea que va a facilitar los siguientes pasos.
- Incorporar los polvos aromáticos como el sándalo o la canela a la mezcla, previamente tamizada. Estos ingredientes proporcionan aroma al tiempo que ayudan a unir la masa.
- Añadir los aceites esenciales si se quiere intensificar el aroma. Mezclar bien para que el aceite se reparta por igual.
Esta es la primera parte del proceso, en la que conviene asegurar que todos los elementos se encuentran perfectamente mezclados, listos para pasar a ser una pasta de incienso en toda regla. A partir de aquí, paciencia y tiempo para logra la molienda más fina y una mezcla homogénea. Los pasos siguientes son:
- Mezclar agua y goma arábiga. Disolver una pequeña cantidad de goma en agua caliente.
- Incorporar el polvo resultante de la molienda a la mezcla líquida, poco a poco y de forma gradual para evitar grumos.
- Amasar la mezcla con las manos o con una espátula, hasta que resulte una pasta consistente y maleable. Debe ser similar a la del barro o la plastilina, firme para mantener su forma, pero flexible para ser modelada.
- Ajustar la humedad, si está muy seca, añadir unas gotas de agua. Si está húmeda, añadir más polvo hasta obtener la consistencia adecuada.
Esta parte del proceso, garantiza que la siguiente se pueda llevar a cabo:
- Moldear el incienso con las manos para dar forma a la pasta, creando varillas o conos, según gustos y preferencias.
- Para las varillas, utilizar palillos de bambú como base, cubriéndolas con una capa de pasta.
- Los conos, se moldean con pequeñas cantidades en forma cónica.
Para el secado:
- Colocar las varillas o conos en una bandeja cubierta con papel pergamino.
- Dejar secar al aire libre en lugar seco y bien ventilado al menos veinticuatro horas.
- Para acelerar el proceso, se puede utilizar un deshidratador a baja temperatura.
Este proceso es esencial para que el incienso queme de forma correcta y libere sus aromas. Una vez que se hayan secado, puedes disfrutar de tu propio incienso.



