Si hay determinadas fuentes de energía que con el paso de los años van ganando cada vez una mayor importancia en el desarrollo de nuestra sociedad, ésas son las energías renovables. En España somos cada día más conscientes de ello. Si hacemos un viaje por carretera, difícilmente no pasemos cerca de un parque eólico o de un recinto plagado de placas solares, placas que además están empezando a implantarse en lugares como los tejados de las viviendas privadas.
Pero, ¿qué está sucediendo en el resto del mundo? En Europa, países como Dinamarca o Suecia llevan la batuta en producción de energía renovable. En América Latina lo hacen dos países que vienen fuerte por fuentes de este tipo, como México o Chile. Ambos países superan los 3.000 millones de dólares en una inversión de este tipo, y en el caso de los norteamericanos ésta llega casi a los 4.000 millones.
En América Latina apostar por las energías renovables es una tendencia al alta. Además de los beneficios que implica para el medio ambiente su utilización, presenta oportunidades de negocio que resultan interesantes no solo para los inversores nacionales sino también para los extranjeros. Y en este contexto me vengo moviendo desde hace algunos años.
Sudamérica me pareció una zona apropiada para la idea que se me ocurrió: montar una empresa dedicada a la construcción y el mantenimiento de parques eólicos, placas solares, centrales hidráulicas y demás infraestructuras necesarias para llevar a buen puerto la conversión de todo tipo de energía en energía renovable. El proyecto era osado y era arriesgado. Evidentemente no disponía del capital necesario y necesitaría una ayuda sustancial para comenzar a trabajar.
Sin embargo, sabía donde podría encontrar un aliado perfecto para comenzar a darle forma a mi idea. Existía una empresa dedicada a facilitar financiación a entidades españolas que participaran en proyectos en el extranjero, en países emergentes. Esta empresa era Cofides, y a través de su página web (www.cofides.es) empecé a entablar contacto con personas que iban a permitir que mi proyecto continuase adelante.
Uruguay, el lugar elegido
Decidí que mi empresa se instalara en el país uruguayo. Es el tercero, por detrás de Chile y México, en el que más dólares se invierten en energías renovables, pero sin embargo se sitúa a una distancia significativa de chilenos y mexicanos pues su inversión está en torno a los 1.000 millones de dólares por los más de 3.000 de los otros. En definitiva, un país emergente en el sector que me interesaba pero con mucho margen de mejora.
Esto fue determinante para obtener la confianza de los dirigentes de Cofides. Cumplía con todos los requisitos: un proyecto español en el extranjero, un negocio con grandes posibilidades de conseguir éxito y en un país en el que hay mimbres de desarrollo.
Además, según Angus McCrone, primer autor del Informe sobre Tendencias de Inversión en Energías Renovables y editor en jefe de Bloomberg New Energy Finance, “Uruguay es visto como un mercado más estable, donde es posible obtener ganacias y conseguir buenas condiciones de los bancos”. Esto hablaba a favor de mi proyecto y de que Cofides me facilitara el dinero, cosa que finalmente se produjo.
Gracias a su apoyo, he conseguido junto con otros socios reunir el capital suficiente para comenzar a trabajar. Llevamos un tiempo en ello y nuestros esfuerzos comienzan a dar réditos. Uruguay es un país que va a seguir modernizándose en cuanto a lo que se refiere a energías renovables y nosotros vamos a triunfar. Estoy muy convencido.
Sin embargo, es de justicia reconocer que de no ser por quienes me apoyaron y me ofrecieron ese capital inicial no hubiese sido posible desarrollar nada en algún lugar. Ese impulso inicial fue fundamental para mí y probablemente para todos aquellos que tengan una idea de negocio y que no podrán desarrollarla de otra manera. Si eres uno de ellos, ya sabes dónde acudir.