Abogacía, la profesión peor valorada del mundo

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Si hay una profesión con mala fama, esa es, sin lugar a dudas, la de abogad@. Nadie en el mundo tiene peor reputación, ni los sanitarios, ni los arquitectos, ni los comerciales. Nadie. Este es un estigma con el que la abogacía está acostumbrada a vivir, pero lo cierto, es que no es nada agradable para estos profesionales. A pesar de lo incómodo del asunto, la mayor parte de los abogados y abogados de todo el mundo están acostumbrados a que se les juzgue mal e incluso se ríen de los millones de chistes que existen en los que los comparan con tiburones o ratas.

¿A qué se debe esa mala fama?

¿Por qué es tan común entre la población considerar la abogacía como una profesión ruin y totalmente carente de ética?

Pues bien, según estudios recientes, una de las causas de la mala percepción que se tiene de los abogados, sería, en primer lugar, que todo el mundo acude a un abogado cuando tiene problemas, le acaban de despedir, su pareja le ha dejado, le han dado un golpe con el coche. El estado mental del cliente, que se siente como una víctima, sería fundamental a la hora de juzgar al letrado. No cabe duda, de que la gente no tiene la misma actitud cuando va de compras, a la pelu o a un restaurantes, que cuando acude a un abogado a causa de una cuestión legal.

Además, cuando una persona pierde un juicio, inmediatamente se le hecha la culpa la abogado, y si a eso se le suma que la mayor parte suele tomar la parte por el todo, tenemos entonces que todos los abogados son unos inútiles, unos vendidos o unos sinvergüenzas. Los abogados hacen todo lo posible para lograr el resultado esperado, pero no pueden garantizarlo. Hay que tener en cuenta que

las leyes cambian, que no todos los jueces tienen los mismos principios y valores o porque los clientes no colaboran lo suficiente con su abogado, lo que impide demostrar la versión de los mismos.

Por otro lado, en ocasiones, en lugar de buscar un abogado especializado en el caso en cuestión, la gente contrata a un amigo o a un conocido con escasa experiencia en el tema. Si te vas a divorciar has de contratar a un abogado de divorcios, si se trata de una cuestión de custodia de los hijos, a uno de familia, en caso de despido, a un abogado laboral… aseguran en Sotomonte Legal, Abogados, un despacho que aún a los mejores abogados, con los mejores profesionales de distintos ámbitos y especializados a fin de ofrecer la mejor solución a todos y cada uno de sus clientes, gracias a su multiplataforma, que permite la comunicación continua e inmediata con los mismos. Este es un despacho pionero formado por los mejores abogados expertos en la gestión de nuevas tecnologías, con el objeto de buscar la solución menos costosa y que más beneficie a sus clientes.

Finalmente, el problema es que cuando se da un caso de mal praxis, no se denuncia debidamente, ni se exigen, presentando las pruebas necesarias, que se penalice la falta de ética profesional de un abogado. Y así, difícilmente se puede arreglar nada.

La figura del abogado

La RAE define el término abogado como “Licenciado o doctor en derecho que ejerce profesionalmente la dirección y defensa de las partes en toda clase de procesos o el asesoramiento y consejo jurídico. Intercesor o mediador”. Pero también como “Persona habladora, enredadora, parlanchina”. Vemos, pues, que la mala fama incluso ha llegado al diccionario.

El caso, es que un abogado es un profesional como otro cualquiera, que se dedica a defender jurídicamente a las personas en un juicio y en los procesos judiciales y administrativos, que o bien hayan ocasionado, o bien, sufran y tienen conocimientos en las diversas áreas de la legislación, penal, laboral, comercial, administrativa, tributaria, etc. Además, gracias a su formación tienen conocimientos de historia, filosofía, cultura, literatura, oratoria, psicología, economía, sociología, teleología y política, por esta razón, pueden ejercer cargos jerárquicos en la administración del Estado y su gobierno. Así, pueden elegir el sector privado, como asesor y representante de personas naturales y/o jurídicas, o el sector público, trabajando para el gobierno y la administración pública.

Para trabajar como abogados, es necesario tener finalizados los estudios universitarios en Derecho y estar inscrito en un colegio de abogados o tener una autorización del Estado para poder ejercer la profesión.

Si eres abogad@, no puedes más que reírte de los chistes. Si no lo eres, y has tenido algún problema con alguno, exige las sanciones oportunas.

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