A la hora de equipar debidamente una oficina, se debe acudir a empresas de prestigio nacional, como esta tienda de muebles online, y también con una idea clara acerca de las necesidades que demanda el tipo de negocio a desarrollar, el tipo de departamento dentro de la empresa al que irán destinados los muebles y el tipo de actividad que acometerán los trabajadores de la misma. La evolución en el trabajo de oficina es la responsable del cambio en los requisitos que se exigen al mobiliario de la misma, no solo por cuestiones de comodidad y apariencia, sino porque así lo determina la normativa vigente de prevención de riesgos laborales y las normativas europeas. En este aspecto, son fundamentales en esta evolución las cuestiones relacionadas con el uso de nuevas tecnologías, los cambios en la versatilidad y la intensidad de las tareas desempeñadas por los profesionales, la aplicación de nuevos modelos de puestos de trabajo e incluso conceptos de ecología y sostenibilidad medioambiental.
En cumplimiento de la legislación en cuanto a riesgos laborales, el mobiliario de oficina ha de acatar el requisito básico de evitar la aparición de riesgos de accidentes. Por lo general, este concepto se relaciona con los desplazamientos involuntarios o incontrolados de las partes móviles de cada pieza –cajones, puedas, ruedas, mecanismos de regulación,..), con la precariedad en la estabilidad del objeto, con los golpes producto de las esquinas o salientes existentes en el diseño, el atrapamiento de dedos o extremidades en los huecos o piezas que componen el mueble o las lesiones originadas por la rotura o deterioro del mueble. Aparte de las directrices generales que contempla el Real Decreto 1801/2003, de 26 de diciembre, sobre seguridad general de los productos –una trasposición de los principios examinados por la legislación europea al respecto-, la legislación española posee normativas complementarias que dan el visto bueno a las distintas secciones del mobiliario. Por ejemplo, en las mesas de oficina rige la normativa UNE-EN 527-2, que marca las reglas generales “de diseño sobre esquinas, cantos, partes móviles y tiradores, así como secuencias de ensayos de estabilidad, resistencia, fatiga y caída cuando se somete a las cargas horizontales o verticales a las que podría estar sometida la mesa durante su uso”. Por su parte, la normativa UNE-EN 1335-2 se refiere a las sillas de trabajo con pruebas similares a las anteriormente descritas, la UNE-EN 13761 para sillas de confidente y la UNE-EN 1023-2 para mamparas de separación.
En cualquier caso, los requisitos generales del mobiliario de oficina, dispongan o no de este certificado de calidad y seguridad, se refieren a varios patrones esenciales. Entre ellos, que los ángulos del objeto sean redondeados para evitar heridas en posibles colisiones. Sin esquinas o cantos vivos, el radio mínimo recomendado es de dos milímetros. Respecto a los huecos accesibles en el mueble, deben de ser o lo suficientemente estrechos para que no se pueda introducir un dedo medio –es decir, inferior a unos ocho milímetro de diámetro- o lo suficientemente anchos como para que, si éste es introducido, no quede atrapado –es decir, superior a 25 milímetros-. Con el fin de evitar los desplazamientos no deseados y peligrosos para la integridad física del usuario, los muebles deben constar de topes o limitadores de posición. Un concepto de frenada que asimismo se ha de aplicar a los muebles dotados de ruedas, previniendo movimientos bruscos e involuntarios por medio de una fijación segura y estable a una superficie. Esta seguridad también afecta al equilibrio del mueble. Un mueble que concentre la mayor parte de su peso en la parte inferior, con un centro de gravedad bajo, previene el vuelque ante cargas en la parte superior. Además, que la unión de los componentes no sea holgada evita los tambaleos en caso de carga. Dentro de estas uniones, se debe vigilar asimismo que la fricción y el contacto no genere un desgaste que luego pueda derivar en una amenaza física para el profesional, como la oxidación o el astillamiento.
Otras recomendaciones particulares son la “visibilidad de todos los elementos de sujeción debajo de la superficie de trabajo, o bien situación de los mismos donde se minimice el riesgo de golpearse las piernas o pies” en el caso de las mesas de trabajo o la disponibilidad de mecanismos de regulación cómodos y fáciles de accionar en la silla para ajustar la posición del usuario sin posteriores variaciones involuntarias, así como la resistencia a la rodadura o los múltiples puntos de apoyo que aseguren su estabilidad. En unidades de almacenamiento como armarios y archivadores, se aconseja disponer de paneles corredizos verticales que no comprometan la estabilidad del mueble ante tirones bruscos o que no se cierren por sí solos para minimizar el riesgo de pillarse los dedos. Otro modo de prevenir el volcado por ejercer demasiada presión sobre los tiradores del cajón es mantener las piezas bien engrasadas y controlar la aparición de la oxidación.