Una planta desalinizadora es prácticamente fundamental para una vivienda en Baleares o Canarias, ya que ofrece una serie de servicios especializados que permiten el suministro de agua potable en zonas donde el acceso a agua dulce es limitado. La escasez de agua dulce en estas regiones, debido a la sobreexplotación de acuíferos y a la dependencia de recursos hídricos externos, hace que la desalación sea una alternativa eficaz y sostenible para abastecer las necesidades domésticas. Y te preguntarás, ¿en qué consiste? La tecnología de desalación convierte agua salada, generalmente del mar, en agua apta para el consumo humano mediante un proceso de ósmosis inversa que retira las sales y otros minerales disueltos en el agua, de ahí la importancia de contar con ella en una región como las Islas Baleares.
Uno de los principales servicios de una desalinizadora doméstica es la producción de agua potable. La planta de desalación, instalada en una vivienda unifamiliar o una comunidad de vecinos, tiene la capacidad de generar agua limpia y segura. Esto permite a los residentes no depender exclusivamente del agua importada o del agua de red, que en ocasiones puede sufrir restricciones. El agua potable generada a través del proceso de desalación cumple, además, con los estándares de calidad y salubridad que exige la normativa sanitaria, lo que asegura un suministro seguro de agua para el consumo diario, la cocina y la higiene personal.
Otro servicio importante que ofrece una desalinizadora es el mantenimiento del sistema de desalación. Este proceso implica revisiones periódicas para asegurar que la planta esté operando de manera óptima, incluyendo el cambio de filtros, la limpieza de membranas de ósmosis y el control de los niveles de salinidad y de consumo energético. Sin embargo, la tecnología de desalación, si bien efectiva, requiere de un seguimiento constante para mantener la eficiencia del sistema y prevenir averías que puedan interrumpir el suministro de agua. Por ello, las empresas especializadas suelen ofrecer contratos de mantenimiento que incluyen visitas periódicas de técnicos para revisar el estado de la planta, optimizar su funcionamiento y prolongar su vida útil.
Además de producir agua potable, una planta desalinizadora puede ofrecer otros servicios de tratamiento de agua para diferentes usos dentro del hogar. Esto puede incluir la producción de agua de alta pureza para aplicaciones específicas, como riego de jardines o sistemas de aire acondicionado, donde se necesita una mayor calidad de agua. También es posible el uso de agua desalada en electrodomésticos como lavadoras y lavavajillas, ya que el agua sin sales y minerales evita la acumulación de cal, aumentando la vida útil de estos aparatos. Este tipo de servicio es especialmente útil en regiones insulares, donde los electrodomésticos tienden a desgastarse más rápidamente debido a la dureza del agua.
Asimismo, una planta desalinizadora doméstica también ofrece servicios de asesoramiento en consumo energético, según nos explican desde Agua controlada, quienes nos detallan que dado que el proceso de ósmosis inversa consume una cantidad significativa de energía, las empresas de desalación suelen proponer alternativas para reducir el impacto energético. Esto puede incluir la instalación de sistemas de energía solar o eólica que puedan alimentar parcialmente el sistema de desalación. Con el uso de energías renovables, los hogares en Baleares y Canarias pueden reducir así considerablemente el coste energético asociado a la producción de agua, minimizando el impacto ambiental y aumentando la sostenibilidad del sistema.
El servicio de desalación también ofrece soluciones para la gestión de residuos generados durante el proceso. La desalación produce una corriente de rechazo, conocida como salmuera, que debe ser gestionada de manera adecuada para evitar daños al medio ambiente. En este sentido, muchas empresas proporcionan servicios de gestión responsable de estos residuos, que pueden incluir desde el tratamiento y reusó de la salmuera en aplicaciones industriales hasta su disposición en lugares donde no perjudique los ecosistemas locales.
Por último, una desalinizadora para vivienda también puede ofrecer servicios de monitoreo y control remoto, que permite a los propietarios supervisar en tiempo real el rendimiento del sistema, la cantidad de agua producida y los parámetros de calidad. Con estas herramientas, los usuarios pueden ajustar el funcionamiento de la planta según sus necesidades y detectar problemas antes de que afecten el suministro de agua. La implementación de estos servicios de control remoto garantiza un sistema de desalación más autónomo y confiable, adaptado a la vida en las islas y a las condiciones particulares del clima y el terreno.
¿Cuántas desalinizadoras hay en España?
España cuenta con más de 900 plantas desalinizadoras en funcionamiento, principalmente concentradas en las zonas costeras de regiones como Canarias, Baleares, Murcia, Valencia y Andalucía. Estas instalaciones incluyen tanto grandes plantas industriales, que abastecen a ciudades y zonas agrícolas, como desalinizadoras de menor tamaño para hoteles, comunidades de vecinos y viviendas unifamiliares.
La capacidad instalada en España permite producir alrededor de cinco millones de metros cúbicos de agua desalada al día, lo que convierte al país en uno de los mayores productores de agua desalada en Europa y en el mundo. En las Islas Canarias, por ejemplo, el 90% del agua destinada al consumo humano proviene de plantas desalinizadoras, debido a la escasez de recursos hídricos naturales. En el sureste peninsular, el agua desalada es también fundamental para abastecer la agricultura, especialmente en zonas con un clima árido y alta demanda de riego.