No hay nada peor que tener montada una empresa con tu pareja y entrar en un proceso de separación o divorcio. Así es como muchas empresas desaparecen, porque no consiguen mantenerse tras la ruptura y el negocio se quiebra sin remedio. Ante algo así yo recomiendo contactar con este abogado de divorcios en Valencia que es sabedor y conocedor de todos estos problemas y para aquellos a los que les pille un poco lejos les doy algunos consejos:
- No confiéis en un abogado al azar, buscad referencias o recomendaciones de conocidos.
- No contratéis a un abogado que no tenga experiencia en divorcios, si es especialista mejor
- Aseguraos de que el abogado tiene experiencia también en el ámbito laboral puesto que en el proceso se van a tocar ambos puntos del derecho
- Y jamás de los jamases dejéis todo en manos de un solo abogado a no ser que sea de vuestra plena confianza, estad atentos y enterados de todo lo que pase y no le dejéis tomar decisiones a él sólo, tomadlas vosotros en base a sus consejos.
Si ya es común que socios/as amigos/as de varios años acaben enfrentados y la empresa que tengan en común se disuelva, se venda o desaparezca, aún es más común que un negocio montado a medias entre un matrimonio no vea la luz del sol tras un divorcio o una separación y a veces es una verdadera lástima.
Pero hasta ahora estábamos hablando de matrimonios que habían montado una empresa en conjunto pero ¿y qué pasa con el empresario que se divorcia y es dueño de una empresa?
En un despacho de abogados como el que os he recomendado, Despacho Jurídico Ferrer Navarro, os informarán de todo lo que puede ocurrir pero vamos a ver algunos ejemplos.
- Si tienes separación de bienes cada cónyuge tiene libre disposición de su patrimonio, así como de posibles deudas por lo que no se mezcla la idea entre matrimonio y empresa.
- Si tu boda fue celebrada en régimen económico de gananciales aunque el propietario de la empresa seas tú, ambos cónyuges tienen derecho a los beneficios de la empresa por igual pues forman parte de la sociedad de gananciales. De igual modo, si hay deudas, también corresponden, a partes iguales, a ambos cónyuges.
- Si el marido/esposa tiene una participación activa en el negocio suele ser el fundador quien se queda con la firma y abone una indemnización a modo despido al cónyuge que tenía la participación.
- Cuando ambos cónyuges con socios fundadores la solución pasa por vender la empresa o dividirla en dos, perjudicando los beneficios, la imagen y, en definitiva, debilitando la estructura empresarial y planteando el reto de volver a empezar casi de cero.
Es así de cruel, pero es la realidad actual en la que vivimos, por eso, por muy duro que suene, debemos tener muy claro el régimen económico en el que decidimos casarnos y los motivos que nos llevan a tomar esta decisión aunque, si el matrimonio tiene muchos años, es muy común que sea en bienes gananciales porque es como se hacía antes en España en la mayoría de los casos y eso conllevará problemas.