El invierno nos recuerda que tenemos que controlar el consumo eléctrico

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Para muchos acaba el verano, una estación que destaca por ser el momento favorito de muchas personas para disfrutar de vacaciones. Vamos a pasar al Otoño, una época que precede al invierno, y con ello llegamos al momento del año en el que hay que preparar las oficinas, casas y almacenes para el frío.

Este año las lluvias han tomado un papel preferente y dominante en nuestra vida diaria, ya que en ciertas zonas como el norte de la Comunidad Valenciana o el norte de España en general, se han sucedido severas lluvias que han afectado a las infraestructuras y cosechas. De hecho solo hay que mirar a las Islas Baleares, dónde en localidades como Manacor se produjeron lluvias derivadas por la gota fría que dejaron en jaque mate a prácticamente totalidad de los vecinos. Incluso Rafa Nadal se acercó para ayudar en la recuperación de las viviendas, un gesto realmente humilde y compasivo.

Pero hoy no hablamos de lluvias, sino del frío, que es peligroso en estos meses para niños y mayores principalmente. Se espera un otoño en el que si bien las temperaturas no van a ser muy bajas con respecto a años anteriores, las lluvias tendrán un protagonismo especial. Esto es novedad, ya que en los últimos años hemos sufrido porque no ha caído suficiente agua.

A pesar de que no hará mucho frío tenemos que prepararnos para el frío, comprobando chimeneas, estufas, aislamientos y demás elementos que nos aíslan del exterior. Esto último, los cerramientos y aislamientos han tomado mucha relevancia debido a la subida del precio de La Luz, que ha disparado las facturas de manera extraordinaria cuando se encendían radiadores o estufas que funcionan con electricidad.

Existen muchas maneras de ahorrar electricidad en casa, quizá el truco más utilizado es el de cambiar las bombillas tradicionales por bombillas led. Pero existen otros medios para ahorrar energía, como lo es la instalación de paneles solares o la utilización de calderas de biomasa o pellets.

Aquí es cuando introducimos el concepto de eficiencia energética, un concepto que ha tomado mucha importancia a la hora de comprar o vender una vivienda o oficina, pues mide según una escala el grado de eficiencia a la hora de utilizar la energía. De hecho, existen certificados especiales que se deben realizar a la hora de vender una propiedad.

Si compras una vivienda, presta atención al Certificado de Eficiencia Energética

Los requisitos para vender una vivienda han aumentado, y si antes bastaba con entregar la propiedad en la firma ante notario, actualmente tienes que entregar un certificado de estar al día con las cuotas de la comunidad y el certificado de eficiencia energética. Este Certificado es un justificante que solicita el Ministerio de Industria, Energía y Turismo para todas las viviendas que vayan ser alquiladas o compradas. El objetivo principal de este certificado es conseguir una mejora en la utilización de energía, que por cierto, se lleva a cabo en toda la Unión Europea.  Planit, gracias a su amplia experiencia en la construcción y rehabilitación de viviendas, es una de las empresas más fiables para realizar este tipo de inspección. Según ellos, gracias al certificado de eficiencia energética son capaces de detectar, tanto para bien y como para mal, deficiencias importantes.

Lo que hace especial a este documento es que incorpora información de los aspectos energéticos de una vivienda o oficina, y evalúa sobre estos datos una calificación de los elementos energéticos que configuran el bien inmueble. De esta calificación se genera una nota que es lo que se conoce como “eficiencia energética”.

En esta etiqueta energética se caracteriza por utilizar una escala de letras de la A a la G, en la que la G es la última de todas. Esta escala está dividida no solo por letras, sino también por colores en el que el verde oscuro de la letra A es el más eficiente de todos, y el rojo de la letra G indica la inexistencia de eficiencia energética.

El principal dato que tiene en cuenta la etiqueta de eficiencia energética es la cantidad de dióxido de carbono que se emite en el uso habitual de la vivienda. Así mismo incluye información sobre el consumo anual de energía para entender el funcionamiento de la etiqueta. Lo que mucha gente no conoce es que esta etiqueta tiene una validez de diez años, después de los cuáles se deberá renovar.

Dado que esta etiqueta es obligatoria según el Real Decreto 235/2013 de 5 de abril, es necesario acudir a técnicos cualificados para que realicen de manera correcta las mediciones para obtener la etiqueta energética.

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