Ser el dueño de un negocio no es tan fácil como muchas personas piensan. Las tareas que implica el cargo no son una cuestión baladí y a menudo traen numerosos quebraderos de cabeza: hay facturas, proveedores, acreedores, productos, empleados y un sinfín de cosas más cuyo principales responsables somos nosotros y eso genera una cantidad de nervios que en muchos casos es agobiante.
Por si fuera poco, para este tipo de personas no existen los días libres o las vacaciones. O si realmente existen, no son nada del otro mundo. El negocio es siempre lo primero y hay que estar al pie del cañón para todo lo que pueda surgir o afectar a nuestra empresa y a todo lo que a ella afecta.
Mi padre es el dueño de una pequeña tienda de calzado en el pueblo donde residimos. Cada semana elabora nuevos pedidos, realiza facturas, paga a proveedores y se encarga de vender todos los productos que realiza. No es una tarea fácil. A veces es cierto que las cosas marchan bien y el negocio es fuente de alegrías y múltiples ingresos. Sin embargo, eso no es siempre así y las épocas en las que hay más disgustos que buenas noticias también afloran.
Recuerdo varios meses que fueron especialmente malos. A pesar de que mi padre siempre se encargaba de ofrecer la mejor calidad en el calzado que ponía a disposición del público, las ventas se desplomaban. Los días pasaban lentamente y empezó a darse cuenta de que sería imposible liquidar el stock que había producido. Sin saber qué hacer y al borde de la depresión, me pidió que le ayudara a encontrar una solución.
Pensé que dicha solución podría estar en Internet. Investigué de qué manera podría encontrar a alguien que quisiera el stock de zapatos y zapatillas del que nos queríamos desprender y que era un lote de productos nuevos y de una estupenda calidad. Finalmente descubrí www.liquistocks.com, una empresa que se dedicaba a comprar lotes de productos para después venderlos. Rellené un formulario y pasado poco tiempo me respondieron. Llegamos a un acuerdo y de esta manera le pude dar, por fin, salida a ese stock de productos que nos estaba amargando la existencia. Mi padre recuperó la sonrisa y salió de ese conato de depresión.
Desde entonces, siempre que nos sobra algo contactamos con Liquistocks para ver si están interesados en comprar lo que no vendemos. De momento, al ser nuestros productos de primera calidad y nuevos, hemos llegado a un acuerdo en todos los casos. Esto nos proporciona dosis de tranquilidad y seguridad para nuestro negocio, algo que desde luego es impagable. Sin lugar a dudas, seguiremos contactando con ellos cuando lo necesitemos.
Controlar el stock es fundamental
Las labores de gestión del inventario son imprescindibles en una empresa como la que nosotros tenemos. Es necesario controlar en todo momento cuál es el volumen del inventario que tenemos en la tienda, porque de lo contrario podemos cometer el error de tener un exceso de productos en nuestras estanterías o, peor aún, una falta de dichos productos.
En un artículo publicado por La Voz de Houston se desvelan algunas maneras para controlar el inventario de una empresa. Esas soluciones consisten, entre otras muchas cosas, en solicitar la ayuda de los proveedores, tener personal que se encargue del control del inventario, saber cuánto tiempo necesita cada producto de media para ser vendido, establecer niveles de monitoreo…
En definitiva, controlar nuestro inventario es toda una ciencia. Una ciencia que se engloba en la todavía más complicada disciplina de la administración y la dirección de empresas. Y es que, como decía al principio, no es nada fácil la labor de gestionar un negocio del que dependen los ingresos de varias personas. Es necesario valorar esta tarea y comprender a todos aquellos que la hacen posible.